Cuando uno se prepara para comenzar un nuevo periodo en un lugar prácticamente desconocido, nunca están de más los consejos que los demás puedan darte. Las tiendas que puedes visitar según lo que necesites, el tipo de cambio, los cajeros automáticos... y en mi caso, en dónde puedes comprar pintura y un piso. ¿Recuerdan la foto en donde les comenté cómo me recibió mi habitación ese primer día? Pues bien, eso ya es cosa del pasado, pero me costó lo suyo arreglarlo.

Voy a ser directa. No me arrepiento de haber tomado esa semana de introducción, por muchas fiestas que haya habido en el calendario. Ahí conocí a mis primeros amigos, a los que hoy por hoy puedo contar mis problemas y pedir su opinión. Incluso celebraron mi cumpleaños hace unos días sin que yo hubiera planeado algo, y es agradable saber que aunque estás en otro país hay personas en las que puedes apoyarte para seguir adelante.


En definitiva, si tienes la oportunidad de asistir a la semana de introducción que organiza tu universidad, no lo dudes. Así sea para que te acostumbres más rápido al cambio de horario (en mi caso, son siete horas más), para hacer nuevos amigos o simplemente para darte una idea de qué puedes esperar en un futuro. Además, ¡conoces a gente de todo el mundo! Desde China hasta Bolivia, Suecia, España, Francia, Alemania, Indonesia, Camerún y, por supuesto, Países Bajos (sería raro si no lo hubiera hecho). Y eso es solo entre mi grupo de inducción, porque de otros he conocido a más mexicanos, etíopes, polacos y austriacos.
PD: sirve que también tienes tiempo de conseguir una buena bicicleta y aprendes a andar en ella.
Muy buen consejo, bonita, lo tendré en cuenta si alguna vez hago algo así. Me alegra mucho que estés pasando bien y haciendo amigos <3
ResponderEliminarUn besote!